Creadas y registradas por Rafael Martínez, estas dos novedosas disciplinas que han revolucionado tres continentes ayudan a ponerse en forma y no aburrirse jamás. Basadas en el Natha Yoga, una técnica yóguica ancestral de entrenamiento holístico que busca la salud desde la raíz, los alumnos trabajan en ingravidez desde un columpio, siempre bajo la supervisión de un profesor diplomado. Tonifica cuerpo y mente, relaja profundamente y combate el estrés, ¿Se puede pedir más?
A Cristina Sánchez, fisioterapeuta que abrió Movemento hace un año tras formarse en el centro oficial de Madrid y haber trabajado en fisioestética y pilates, le gusta hablar de los beneficios de esta combinación de Fakir Yoga, Fitness, Danza acrobática, Pilates y la técnica Alexander. De lo importante que es trabajar la postura y la respiración, de lo placentero que es, de que potencia la autoestima y la creatividad. Mientras la escucho, mi cabeza vuela recordando espectáculos de danza aérea de El Circo del Sol; danza vertical de los argentinos De La Guarda en la Expo de Zaragoza, volando mientras bailaban colgados de arneses en una pared.
Trepar a una tela que pende del techo y colgarse boca abajo unos minutos suena divertido si eres niño, para ellos también imparte clases. Cuando has llegado a cierta edad o tienes alguna lesión, entrar en la
sala y contemplar los columpios hace soñar con volver a ser niño, con los niños perdidos del País de Nunca Jamás.¿ O será que la primera vez lo vi en Londres y pasaba a menudo por la estatua de Peter en Kensington Gardens?
Las acrobacias son para el tercer nivel, dice Cristina, el uso terapeútico comienza con los pies colgando cerca del suelo. Ya, pero no suena tan poético, tan estético, no hace volar. En inglés se conoce también como Flying Yoga. Si es cierto que nacimos como especie en los límites de la tierra y el agua, ¿Por qué nos atraerá tanto suspendernos en el aire? Lo meditaré boca abajo la próxima vez. Ahora voy a ensayar frente al espejo.
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| Fotos: Centro Movemento |
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